lunes, 30 de diciembre de 2013

Ultima Jornada de Caza.



La caza de la perdiz más sublime es al salto con perro de muestra. Es la caza de poder a poder del perro “aviari” frente a la salvajina. El hombre cazador, en su alianza con el can, participa de tan magno duelo y si, además,  gusta del espectáculo, de la emoción elevada a la enésima potencia, entonces, es que lleva un pointer por delante.
El domingo 29 de diciembre dimos por terminada la temporada de la perdiz en Andalucía y como si de una tarta se tratara, para mí, fue culminarla con una guinda, de nuevo en compañía de buenos amigos, veteranos cazadores de perdiz y pointeristas todos.
Iniciamos la jornada que duraría tres horas a las 9:00 en la campiña sevillana que, tras las recientes lluvias, traspiraba ese olor que tanto hemos añorado durante el resto de la temporada. La mañana prometía, varios bandos de perdices se dejaron ver en las proximidades del camino que nos llevaba al cazadero. Terreno llano en parte y de ligera ondulación, salpicado con escasos olivares, un arroyo, barbechos, sembrados de cereal, padrones, gavias, linderos, terrones y surcos donde se me iban los ojos.
Sin prisas pero sin pausas partimos por el llano en dirección al arroyo con el pensamiento puesto en algún azulón despistado o alguna becanina solitaria. Me hice acompañar por mis pointers Diva y Athos que, como siempre, salen fuertes y con ganas. Efectivamente, una becacina levantó el vuelo a mucha distancia, poniendo tierra de por medio, yendo a posarse a más de cien metros arroyo arriba.
Como las perdices no habían hecho acto de presencia me decido ir a buscarla y ver si le da opciones a los perros. De nuevo, esta vez algo más cerca, levanta pero vuela lejos y la pierdo de vista. Veo entonces a mi izquierda una parcela con pasto que me parece muy querenciosa. Me dirijo al lugar atravesando un terreno sembrado totalmente liso, aprieto el paso cuando veo dos pájaros volarse del extremo del pastizal. Sorteo una lindera de palmitos que hacen de linde con el pasto, voy entrando y advierto que las polainas hacen mucho ruido con el roce de las matas que pueden hacer levantar otros pájaros así que ralentizo y avanzo lo más sigiloso que puedo. Entran los perros en la finca e inmediatamente Diva cae en muestra, bien asentada y con cabeza alta. Me pego a ella todo lo que puedo y a lo lejos una becacina echa en vuelo, la perra ni la ve y sigue puesta. Entiendo que estaba demasiado lejos como para que fuera eso lo que estaba mostrando. En un instante dos pájaros levantan a unos cuarenta metros. Diva los corre. Yo no hago ni por encarar esperando algún otro más cercano que hubiera aguantado. Y acerté. Otros dos se arrancan un poco escorados a la derecha y consigo abatir a uno. Acudo donde presumo que cayó pero no lo veo. En eso que acuden los perros y, con el jaleo, el pájaro sale corriendo con dirección a los palmitos pero es alcanzado por Diva sin darle opción en su fuga.
No trascurrieron quince minutos cuando Diva, esta vez en unos terrones, queda de nuevo en muestra. De nuevo altiva, deduciendo que las perdices estaban a distancia. Corro hacia ella y cuál es mi sorpresa que observo que otro cazador acompañado con un braco, dicho sea de paso, que se encontraba en el lado contrario, corre también hacia la perra con claras intenciones de darle matarile a la perdiz. Consigo llevar hasta unos diez metros de Diva cuando una perdiz solitaria levanta a unos quince metros de la perra en dirección al cazador entrometido. Me encaro pero no puedo disparar y cuando la perdiz cambia de dirección para evitar al cazador, que tampoco pudo dispararla por no darme a mí, ya está fuera de tiro. Me estuve acordando un buen rato del fulano del braco y de su santa madre.
Athos, que en otras ocasiones que había cazado junto a Diva había llevado la voz cantante, parecía esta vez desplazado por la perra. Diva es una joven hembra muy precoz, desde cachorra ponía las perdices y tiene una fijación grabada en su cerebro: cazar, cazar y cazar hasta reventar si la dejas. Luego el ritmo de galope constante, su buena nariz y magnifico contacto conmigo completan su perfil como cazadora.
Sin embargo, Athos tuvo su oportunidad y no la desperdició. Cercana la hora de término Athos cae en muestra fulminante, doblado, apuntando a la izquierda con la cabeza algo baja. La perdiz está cerca, corro hasta situarme a unos tres metros. El perro da unos dos pasos, Diva ya está detrás de él también en muestra. Los dos perros dirigen su nariz apuntando al suelo. Lo que estuvieran mostrando estaba ahí mismo, a un metro como mucho.  Los perros ya no se mueven, sigue pasando el tiempo y allí no sale nada. Me acerco hasta quedar al lado de Athos, miro y  remiro pero no se ve nada. Fuerzo a guiar a Athos, da un paso y su nariz queda apuntando al suelo. Pienso que será una liebre joven, pero es que no se ve nada, de nada. Javier Vázquez contempla a lo lejos toda la escena y hasta la graba con su teléfono móvil.
Desde que Athos cae en muestra ha pasado ya un minuto y yo desesperando por segundos, así que decido dar una patada a los terrones donde apunta Athos. ¡ No sale nada, increíble !. Doy otra patada y hasta levanto terrones en el aire y cuál es mi sorpresa sale una perdiz, que debía ser minera, de debajo de la tierra, corre un metro y levanta el vuelo. Un disparo a mala leche dio con ella al suelo y cobro de Athos a la mano.

 
 


He aquí una muestra de la capacidad de supervivencia de nuestra magnífica perdiz roja. Sorprendente, verdad!. Y visto lo que antecede, ya podemos imaginar donde quedan esas perdices que vemos tomar tierra y que nos afanamos por encontrar sin éxito. Por algo se dirá aquello de “parece que se la ha tragado la tierra”.

Con el sol en la vertical dimos por concluida la jornada y la temporada 2013 con un inmejorable sabor de boca. A continuación, un breve descanso y de nuevo al campo a entrenar, cámara fotográfica en mano, con los perros que no habían tenido oportunidad de cazar esa mañana.
Duna del Valle del upa, de Javier Vázquez. Una hembra superlativa.
Duna controla las perdices a gran distancia
Patrón fulminante de Cóndor.



Javier Vázquez posando con Duna despues del turno.
Posando con Cóndor tras el turno



domingo, 22 de diciembre de 2013

Temporada de caza. Tocando a fin.



Ya casi toca a su fin la temporada de caza de la perdiz. Temporada atípica por la escasez de lluvias que ha mantenido el campo seco como en pleno agosto.
Como siempre, los primeros días de octubre, e incluso parte de noviembre, el calor y tiempo seco fueron los protagonistas. Los perros acusaban la escasez de humedad en el ambiente y la comidilla generalizada entre cazadores y aficionados al perro de muestra en general ha sido la dificultad de los canes para poner los pájaros. Con todo, perros con experiencia como Athos supieron cumplir con éxito.
Como suele ser habitual, bien entrado el mes de noviembre, pasamos de la noche a la mañana del calor sofocante al extremo opuesto, pasando a valores negativos en la campiña Sevillana que permitió que los perros aguantaran más y tuvieran más opciones de mostrar la caza a pesar de la falta de humedad. Ya en diciembre, varios domingos seguidos con fuertes rachas de viento helado, en un terreno seco y áspero como la lija, ponía las cosas más difíciles.
En cualquier caso, aun pendiente la última jornada, puedo afirmar que estoy plenamente satisfecho por el trabajo de Athos, Condor y Diva. A todos ellos se les ha podido matar perdices salvajes a muestra y algunas codornices. Mención especial merece Athos que me ha ofrecido numerosos lances a muestra y un par de cobros de alicortadas de libro. En la última de sus faenas, con el terreno seco y con ráfagas de viento importante, me brindó dos pájaros. El segundo de los lances fue de esos con los que se sueña. Voy cazando por un terronal con ligera pendiente, en sentido descendiente, viento importante a ráfagas y helado a pesar de ser mediodía. A mi izquierda va Diva a la que minutos antes había matado un pájaro que mostró previamente. Echo en falta a Athos que iba por la derecha y lo descubro  en muestra escultural  unos cincuenta metros atrás, con todos los apoyos en tierra, caña nasal arriba, pero sin exagerar. Carrera obligada por mi parte a toda pastilla, ralentizando conforme me acerco hasta quedar a unos quince metros cara a cara con el perro, pasan segundos que parecen minutos y la adrenalina empieza a hacer sus efectos. Allí no se mueve nada, boceo y…nada. Athos, entre tanto, no mueve una pestaña, no guía, no quiere moverse…hasta que… pitaá, pitaaa. Me había dejado el pájaro atrás en mi carrera por llegar al perro, es decir, el perro lo tenía puesto a unos veinte metros y yo había pasado de largo sobre la perdiz. Por suerte, un único disparo en un giro rápido sirvió para que ese macho de perdiz recibiera su merecido. El cobro, nada dificultoso, pero muy placentero para perro y para un servidor porque era ponerle la guinda al pastel.  Unos diez minutos antes, en ese mismo  barbecho le había matado otro pájaro a muestra y, para colmo, en ambas escenas tuve público en graderío. Una cuadrilla de cazadores que se replegaban camino de los coches contemplaron los dos lances. Y yo, rezumando orgullo por los poros de la piel.
Por su parte, mis dos perros provenientes del afijo Del Valle del Upa de mi amigo Javier Vázquez me han hecho disfrutar igualmente de varios lances a las perdices como mandan los cánones. El último protagonizado este mismo domingo por Cóndor que me ha ofrecido una preciosa muestra entre terrones, firme y pétrea donde las haya, dándome el tiempo suficiente para que pudiera cruzar la gavia para asistirlo debidamente.
Mención también para la joven Shira que ha tenido una progresión enorme, llegando a poner alguna perdiz, aunque no acompañara la suerte en este caso ya que no pude abatirla. En la primavera próxima habrá de dar cuál es su valía y potencial.
Si la temporada de caza, por aquello de la ausencia de lluvias no ha cumplido con todas las expectativas, el aspecto humano de la caza, el encuentro con los amigos y compañeros de faena suple, por suerte, cualquier carencia cinegética.
A todos ellos brindo mi agradecimiento por los buenos momentos vividos, su amabilidad y buen trato que me han dispensado. Desde aquí les mando un fuerte abrazo y mis mejores deseos. Mucha salud, paz y prosperidad para todos en este año 2014 que pronto comienza.


En el "chalet" despues de una jornada de caza en Ecija, con Juan Jose Peña, Juan Maria Carrasco, Javier Vazquez, Pedro Blanco, Manuel Moreno, Manuel Suarez, Adrian Suarez y su amigo Antonio.

Nada mejor que el arroz de Pedro Blanco para despedir el final de la temporada.

Una buena jornada en Osuna en compañía de dos grandes apasionados del perro de muestra. Con Arturo Manzano y Andres Zamora

Dispuestos a inicar la jornada, con Manuel Suarez

Con Athos, satisfecho con su trabajo

Javier Vazquez, exhibiendo a una hembra de "Gavi"

Shira olisqueando las patirrojas y becacina

Con Athos y Diva, mi cara de satisfacción lo dice todo

Condor, Athos y Diva

Athos puesto con una perdiz y Condor consintiendo en un entrenamiento previo a la apertura de la veda.

Diva puesta con una perdiz aislada
Tras la jornada del pasado domingo con mis amigos Francisco Rivas, Francisco Ruiz, Manuel Suarez y Javier Vazquez en Fuentes de Andalucia. Una gran suerte poder disfrutar de una jornada de caza con todos ellos, buena gente donde la haya.

Con Mariano Castejon en su coto. Magnifica la gestion que realiza.

lunes, 1 de julio de 2013

Pointer, el arrogante.

El pointer hace mérito de este adjetivo en sus tres acepciones publicadas en el Diccionario de la Real Academia Española. Es arrogante por ser altanero, por soberbio, por ser valiente, alentado, brioso, gallardo y por airoso.

No hay otro perro de muestra que le venga más al pelo este calificativo y, puede, que sea esta cualidad la que nos atrapa a sus apasionados y sin la cual EL POINTER no merecería su propio nombre.

Es altanero, como el halcón. Con su galope trata de elevarse del suelo, quiere despegar, alcanzar el aire y los efluvios que delaten la presencia de la salvajina.
Es soberbio, se siente grandioso, poderoso y orgulloso de sus cualidades, a veces violento en su encuentro con la caza mostrando con la nariz en las nubes, altivo, dominando el viento y la caza que sabe está perdida.

Valiente y alentado, sus formas esbeltas, atléticas y fortaleza física se lo permiten, pero su gran corazón y coraje son los que sustentan los grandes esfuerzos que es capaz de realizar. Seremos nosotros, en un alarde de compañerismo, quienes tendremos que poner límite a su trabajo para que no llegue a la extenuación.

Brioso y gallardo, porque lo dará todo por satisfacernos. Todo su interés será localizar la caza para derrotarla y servírnosla; airoso, sabedor del trabajo bien hecho y de la alegría que nos proporciona.

Como en todas partes se cuecen habas, el pointer ha sido injuriado y calumniado por quienes ni lo han conocido ni lo han tratado nunca, movidos siempre por intereses espurios, casi siempre, de índole económica. Irrogar males y defectos, donde hay virtudes para engrandecer esta o aquella otra raza, cuando TODAS las razas caninas y, de entre ellas, el grupo de los perros de muestra son, repito, todos, buenos auxiliares para la caza. Dónde está pues la diferencia. Está claro, en el estilo que atesora cada una de ellas y que hacen a cada raza distinta la una de la otra.

Por eso, quien busca en el pointer su compañero de caza, debe previamente conocerlo. Debe saber de su peculiar estilo de caza, siempre en galope impetuoso, abarcando un espacio de terreno considerable pero manteniendo, siempre, el indispensable contacto con su conductor y compañero de fatigas. Hago esta precisión para que nadie se lleve a engaño y trate de someter a quien es un “pura sangre” a que cace, literalmente, bajo los cañones de su escopeta y a trote cochinero. Para estos menesteres ya existen otras razas.

El Pointer, cuando la caza escasea, abre su búsqueda en pos de su localización. De manera que coartar esta iniciativa es cercenar una de las cualidades más admirables de un buen perro cazador y encontrador de caza. Por el contrario, que nadie se piense, tal y como algunos han afirmado, que el pointer es una raza exclusiva para una élite de cazadores y adiestradores acostumbrados a doblegar grandes fieras. Quienes despotrican del pointer lo han sumido injustificadamente  a los lodos de la cinofilia y quienes lo han amado, a veces, los han ensalzado como un semi-dios de los perros de muestra. Algo casi inalcanzable para un simple cazador.
Nada más lejos de la realidad, el pointer es y seguirá siendo eminentemente un gran perro de caza fuerte, de cuerpo y mente. Lo único que se requiere para ser testigo de sus hazañas, como para todas las facetas de la vida, es tener un poco de cultura, en este caso, cinofila. Acercarse a la raza para conocerla en su plenitud, por medio de aficionados, profesionales en su cría y utilización, tanto en caza como en competición, para no perder de vista cuál es su identidad. Y, por otra parte, adquirir también unas nociones básicas de adiestramiento que, independientemente de la raza que más nos guste, nos servirá para sacar el máximo provecho de sus facultades con la satisfacción de haber sido participe de su consolidación.
En definitiva, un pointer es solo eso: un gran perro de muestra al servicio del cazador. Nada más y nada menos. Eso sí, para mí, es el mejor.







jueves, 23 de mayo de 2013

El Logotipo :)

Os presento esta composición que va a ser el logo de este blog, realizada por Marcos Pedregal Rodríguez que todos conoceréis por ser el ideólogo e impulsor de la Plataforma S.O.S. Salvemos a la Perdiz Roja a quien agradezco públicamente el detalle que ha tenido con este servidor.
 
El protagonista de la foto es mi perro ATHOS en actitud de muestra típica pointer.

La foto ha sido retocada con respecto a la original, que también podéis ver en este mismo blog, para hacer desaparecer el antiestético collar electrónico que llevaba puesto. Es indudable que así la estampa queda mejor.


miércoles, 27 de febrero de 2013

El Pointer, una buena opción.

Me gusta el pointer por su andadura velocisíma, mas que cazar parece una carrera desenfrenada. Su amplitud de búsqueda, que a muchos aterroriza, es una virtud que define su estilo de raza. En esa carrera alocada, la nariz se eleva, parece que quiere controlar cualquier emanación que el aire transporte y que haga delatar la presencia de la caza. Una parada súbita del pointer, casi inverosimil, nos sobresalta. La perdiz debe estar apeonando, razón por la que el pointer alza su nariz al viento, quiere mantener el contacto con ese efluvio. Ese olor le embriaga y tensa a la vez sus musculos. No quiere perder la emanación, una carrera corta y cae de nuevo en muestra, la caza sigue moviéndose y tú, a su lado, le ordenas que guíe. Cabeza, cuello, tronco y cola se alinean en una persecución a golpe de espada, a latigazos. De pronto cae fulminado en muestra firme, la perdiz queda bloqueada, se siente perdida y emprende el vuelo.
Esto no es mas que la sintesis de un lance cualquiera con el pointer como protagonista, imposible de describir con el detalle de las sensaciones que nos produce,-una escena como la descrita-, a los amantes del perro de muestra. Para el cazador que desconozca el perro de muestra y, especialmente, esta maravillosa raza, descubrir su gran potencial venatorio será el mejor regalo que pueda hacerse. A ellos, les animo a acercarse al pointer, sin prejuicios, se informen y profundicen en sus conocimientos. Con un poco de suerte, buen hacer y dedicación el espectáculo lo tendrán garantizado. Animo y suerte.
 
La búsqueda-Cheyen del Valle del Upa-
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Diva, en muestra





Al galope,-Athos

Athos, en muestra

Impresionante muestra de Athos