lunes, 1 de diciembre de 2014

Lances para el recuerdo


Es final de noviembre y en Andalucía esto supone que hemos sobrepasado el ecuador de la temporada perdicera. Se está dando una buena temporada con una “otoñá” que ha permitido que las perdices estuvieran fuertes desde su comienzo el pasado 12 de octubre. Las lluvias nos han venido acompañando copiosamente y como consecuencia de ello se han sucedido varias jornadas con el terreno pesado, a veces impracticable.

La campiña sevillana
En algunas ocasiones, esta dificultad puede convertirse en una jornada con más encuentros con las perdices ya que no gustan de mojarse la pluma ni cargarse las patas de barro, posibilitando que nuestros pointers tengan más oportunidades de bloquearlas, normalmente con muestras a buena distancia. Si a la humedad reinante en estas condiciones se le une una suave brisa las muestras suelen venir precedidas de buenas guías. Algunas de esas guías, interminables, eléctricas, culminan en una muestra cataléptica de nuestro pointer. El cénit de estos lances son milésimas de segundo, los ojos de nuestro pointer parecen salir de sus órbitas, llevados por la locura desatada por el batir de alas de una perdiz. Somos nosotros los que, a renglón seguido, tensamos músculos y concentramos todos nuestros sentidos para abatir la prófuga perdiz. Por un instante, un extraño regusto recorre nuestro paladar, es la adrenalina que fluye por nuestro organismo.

Si, además, el protagonista de estos lances es un pointer estilista, con carácter, con andadura, mentalidad y seso, mucho seso, la acción de búsqueda  es tan placentera como el desenlace final de culminación, la muestra.
Si nos gusta el pointer, u otra perro de muestra cualquiera, nos resultará más agradable su acción de caza cuanto más se aproxime a su estándar de trabajo, entendido como ideal, referencia y guía.
Es por eso que cuando mi perra Diva del Valle del Upa me obsequia con jornadas de caza como algunas de las vividas en la presente temporada,  un servidor se reafirma con esta maravillosa raza.


Han sido, por el momento, dos jornadas para el recuerdo trascurridas por la campiña sevillana, entre infinitos mares de surcos y  rastrojos con trigos recrecidos. En estas dos ocasiones, por mera casualidad, hice acompañar a Diva de una de sus sobrinas, Aisa de Q´sarbermeja que ahora cuenta con seis meses, proveniente del cruce entre Duna del Valle del Upa y But de la Mazorra.


Diva, en una instantánea fiel reflejo de su carácter.(Foto archivo del blog)
La primera jornada que compartieron, Aisa contaba con poco más de cinco meses de edad. Iniciamos la marcha por una zona llana, entre fincas de olivos y arados. Como es habitual,  Diva partió como una exhalación, rapidísima. La cachorra, la más pequeña de la camada, trató de seguirla y lo consiguió durante casi dos horas, de ahí mi sorpresa porque la llevó en cola durante todo momento. Diva no tardó mucho en fijar una muestra que me obligó a correr el buen trecho que nos separaba. Con media lengua fuera llegué jadeando para nada, resultó ser una rabona que puso tierra de por medio en un santiamén. Las perras la persiguen hasta que advierten mis llamadas y la inutilidad de la persecución.
Solo trascurrieron unos minutos, en una extensión arada y flanqueada por olivos por dos de sus lados, Diva ralentiza y cae en muestra. Hay bastante barro y esta segunda carrera me dejó tocado los abductores. Cojeando, con varios kilos en cada bota, llego hasta la perra. Sigue firme, la cachorra no se entera de que va el asunto y se mete entre la perra en muestra y, repetimos, otra dichosa liebre que salta en las narices de Aisa. 
Los cachorros Ada y Atila en muestra a liebre. 6 meses de edad

Ambas persiguen pero Diva, extrañamente, a los pocos metros gira y vuelve corriendo sobre sus pasos. Al llegar al lugar de partida de nuevo cae en muestra firme. Debe ser la pareja de la liebre que partió, pienso. Animo a la perra a guiar y, sorpresa, levanta una perdiz que casi me sienta de culo. Yerro el primer disparo, con el segundo consigo abatirla pero conforme va cayendo me doy cuenta que lleva vida. En eso, una segunda perdiz, ahora por mi derecha, se alza, disparo el cartucho que queda y se repite lo anterior, cae pero advierto que le quedará vida para tratar de escapar. Dudo a por cual ir primero y, como era de esperar, pierdo el salto de los pelotazos. Al menos, aunque se que están con suficiente vida, no veo ninguna apeonar. Vamos por la primera y Diva no tardó mucho en tomar emanaciones y localizarla. La segunda, más desorientado ya entre tanto surco, tampoco costó mucho tiempo a la perra en localizarla.   Ante el buen comienzo de la jornada, decido volver al coche para darles oportunidad a otros perros. En el camino, otra muestra que a poco de hacer ademán de salir corriendo, compruebo que los abductores no me lo permiten. Tuve que consolarme con ver como el pájaro aguantó poco la muestra, así que me ahorró un esfuerzo que seguro habría conllevado una lesión.

Si este lance resultaba, al menos, curioso no serían menos pintorescos los acontecidos el pasado domingo.
Amaneció nublado, con temperatura no muy baja para esta época y de nuevo con barro en las botas por las copiosas lluvias de los días precedentes.
Otra vez Diva y Aisa salen en pareja, la joven ya tiene cumplidos los seis meses y aunque en los primeros momentos persigue a la mayor, pronto empieza a galopar por su cuenta. Partimos desde un alto en dirección a la parte más baja del cazadero. Voy disfrutando de la andadura de Diva que desarrolla largos lazos en busca de las perdices. Conforme descendemos diviso una zona con algo de matas y trigo recrecido propicio para resguardar alguna sorpresa. En el camino veo una liebre que huye al rumor de los perros, al llegar Diva a las inmediaciones de la zona de huida toca emanaciones y muestra que no tarda en romperla para continuar su búsqueda, pero al llegar al verde que habíamos visto desde arriba cae de nuevo en muestra, esta vez firme. Inicio la carrera para llegar a su encuentro pero me detengo antes de alcanzarla al comprobar que se trataba de una liebre. La persiguen hasta bien lejos, tardan en volver y cuando lo hacen, en el borde de un olivar proximo, salta otra liebre que ven y vuelve a perseguir. Unos minutos de despiste de la perra hasta que, por fin, silbato en boca, me localiza. Nada más reencontrarnos y reiniciar el camino una perdiz sale de entre la hierba que cubre los tocones de los olivos y, con poco merito, la abato. Diva la cobra sin muchos problemas.

Continuamos, ya en la zona llana más baja, las botas se hunden peligrosamente, así que habría que buscar la seguridad del lindazo y del borde de la gavia. Al sortear el arroyo, el terreno, poco a poco, va adquiriendo una suave pendiente. Aquí Diva cayó en muestra, me pegué a su lado y me llevó en guía entrecortada, con empujes e inicios de galope, alzando la nariz para tomar emanaciones que parecían entrecortarse, así hasta casi un centenar de metros que ya me estaban resultando exagerados. Suponía que debía ser el olor dejado por la huida de alguna liebre, porque aquella guiada no parecía tener fin. El desenlace fue un poco desilusionante, Diva fue a parar donde había dormido un buen bando de perdices. Doce o trece conté.
En ese momento, observo que cazadores se iban aproximando por todos lados, algunos en cuerdas que abarcaban medio coto, así que tuve que rectificar la dirección.  Ante mi presencia, la cuerda se detiene en la gavia, casi en frente de mi posición, seguramente tratando de replantear también su camino. Ante su cercanía, yo también detengo la marcha para determinar qué dirección tomamos unos y otros.
La mayoría de cazadores no se hacía acompañar de perro alguno, son meros matarifes, a mi modo de ver.
En esta situación, Diva que, obviamente, es ajena a las preocupaciones de los hombres, había continuado su galope y en su constante búsqueda se había alejado bastante de mí posición. A lo lejos veo como toca emanaciones y un pájaro levanta con suficiente distancia de la perra que ni lo advierte.
Toco el silbato y la perra inicia su vuelta rauda a mi encuentro. En el camino gira bruscamente y muestra firme, me apresuro todo lo que puedo y rápidamente estoy a su lado, mando guiar, dos pasos, muestra, otros dos o tres pasos, fija y una perdiz levanta, fuerte, pero en mi retina casi me pareció ralentizada. El disparo no ofrecía más dificultad que saberse actor en el estreno de una obra de teatro. Sólo los nervios podían hacerme errar. No fue así, un disparo fue suficiente y Diva no tardó en tener la perdiz entre sus mandíbulas. La pequeñas Aisa se afanaba por quitarle la perdiz pero Diva, pacientemente, ponía todos su esfuerzo en alzar su presa para que la cachorra lo la alcanzase hasta traérmela a mi mano.
Concluyó el lance y nadie había movido una pestaña. Los cazadores que venían en cuadrilla seguían en el mismo lugar, junto a la gavia, así que proseguí adelante y pasar de largo.
No habíamos andado treinta metros cuando Diva, de nuevo, muestra. Esta vez no tuve que correr a penas para alcanzarla, no había dado tiempo a que se distanciara. Nada más situarme a su lado, pude ver la perdiz amagada a unos seis metros de su morro. Levanta el vuelo a pocos centímetros del suelo y en dirección a la gavia cerca de donde se situaba el cazador que cerraba la cuerda por mi lado. No puedo disparar hasta que la perdiz toma cierta distancia por el peligro de alcanzar a los perros y cuando puedo hacerlo ya no consigo acertar. Sin embargo, pronto advierto que la perdiz va exhausta y se deja caer en el pasto de la gavia.  Diva que no le había quitado el ojo no tardó en volverla a fijar. Cuando llego, compruebo que no será necesaria la escopeta y la perdiz, creo que sabiamente, se dejó coger sin oposición y ese comportamiento le salvó la vida.
Se ganó el indulto.

Entre tanto, allí seguían los cazadores y el amigo Antonio Galisteo que desde la primera bancada del teatro también contempló la función de mi Diva. Para mí, magistral.








lunes, 10 de noviembre de 2014

La sal de la caza

Cada cual concibe la caza de una manera pero, en esencia, creo que todos compartimos unas mismas sensaciones. Tras la rutina semanal, todos ansiamos el contacto con la naturaleza, el aire puro del campo, sentir el frío matutino. Nos reconforta la simple libélula que revolotea entre los juncos del arroyo, observar la lavandera, atenta a cualquier polilla que se mueva, y nos sobrecoge el maullido del mochuelo que desde el caballete del cortijo derruido vigila todos nuestros movimientos. Entre la bruma, algún macho de perdiz proclama su poderío a los cuatro vientos. Su canto altera nuestro ritmo cardíaco. Alguno de los perros mas viejos reconocen esa llamada. Se impacientan esperando el permiso para salir en su encuentro. Y como almas que lleva el diablo dos pointers cortan el viento y se alejan en un mar de surcos.
A partir de este momento cada cual entabla su propia batalla. Algún bando alertado pone tierra de por medio dando el pistoletazo de salida. Ahora nuestro objetivo será disgregarlo, romperlo para que nuestros pointers consigan bloquearlas y darnos opción de abatir alguna. Se sucederán lances fallidos, dudas, cambios de plan en el recorrido previsto y, nunca falla, se producirá alguna anécdota que quedará grabada en nuestra memoria para siempre. No hay un día de caza que no nos deje un recuerdo para la posteridad. Las vivencias compartidas con los amigos de fatigas quedan en nuestra memoria como gratos recuerdos.  A ellos, a mis amigos, brindo estas breves líneas en agradecimiento de esos maravillosos momentos compartidos. Esto es la sal de la caza.
A todos nos gusta fotografiarnos con los "famosos". Aquí el orgullo de la cuadrilla y de su propietario Manuel Jesus Suarez y su hijo Adrian, el vencedor de España de Busca de Caza en la pasada edición de la Semana de Andalucía y recientemente proclamado Campeón de Europa Pointer de Caza Practica, SELVALABARI ANDY quien, por méritos propios, se ha erigido como pointer referente de la raza. 

Athos y Diva, tras una dura jornada.





viernes, 8 de agosto de 2014

Los cachorros van creciendo

El verano sureño no es la mejor época para criar, pero con mucho esfuerzo y dedicación los cachorros van creciendo y saliendo adelante. Cuentan hoy con 75 días y con esta edad más que pointer parecen doberman ya que todo su entretenimiento pasa por jugar a cazarse y a darse mordiscos entre ellos.
Más abajo se muestran varios vídeos donde se puede ver el temprano instinto de muestra por medio de la "mariposa" y sobre todo la vitalidad que derrochan.

 A los dos meses y medio, toda su ocupación debe ser jugar.






Con dos meses, aflorando el instinto de muestra.


Esta lista quiere la comida toda para ella.



sábado, 10 de mayo de 2014

PROYECTOS DE CRIA: MONTA DE BUT DE LA MAZORRA (Eric) x DUNA DEL VALLE DEL UPA


Esta que os presento es la primera monta que he programado entre dos perros que por cualidades venatorias y ascendencia puede presumirse un resultado satisfactorio en su descendencia.

El perro elegido es But de la Mazorra (Eric), hijo de CH. IT. B. Tr. GB ESP Person de L'Isle D'Alzee y Pola de la Mazorra.

Person de L'Isle D'Alzee  no necesita mucha presentación, es hijo de Ch. It.Izard de Champoti y de Ch -IB GQ IT Tr.Gipsy de Vassiviere

Pola de la Mazorra es hija de Isopet des Tucs Landais [Ch. (F) Ch. ITc Tr. CHG Brick des Pises x Diablesse de Tartarin] y de Java du Bois de Moun [Ch. Int. GB Ciki des Pises x Ch. ITc Diana du Bois de Moun]).

Eric es un pointer típico de la raza, con buen estilo, muy cazador y buen encuentro con la caza.
But de la Mazorra (Eric)


La hembra es Duna del Valle del Upa, nacida el 15/02/2009 en casa de su criador Javier Vázquez. Es una pointer digna representante de la raza, de galope constante y sostenido durante toda la jornada de caza, con gran capacidad para dar y mostrar todo tipo de piezas. Presenta el mismo pedigrí que Diva y similares aptitudes venatorias.
Duna en muestra con las perdices muy lejos (a la derecha de la foto), y Cóndor a patrón (a la izqda).
Pedigri de Duna
Duna
Duna, con su criador Javier Vázquez

Primer salto, 24/03/2014



Ultimo salto, 27-3-2014

9 de mayo 2014. A la vista está que Duna está preñada. Ya va quedando menos...

martes, 18 de marzo de 2014

Un pequeño paso. Copa de Caza Practica de la FAC

Los días 28 de febrero, 8 y 15 de marzo se celebraron las selectivas de Caza Practica de la Federación Andaluza de Caza en las localidades de Fuentes de Andalucía (Sevilla), Fernán-Núñez (Córdoba) y Andújar (Jaén) en las que, pocas semanas antes, decidí que participaría con dos de mis perros de caza, Athos y Cóndor del Valle del Upa.

La verdad sea dicha, la incertidumbre sobre el nivel de entrenamiento que serían capaz de alcanzar los perros o, mejor dicho, fuera yo capaz de trasmitirles en unos pocos días de entrenamientos de fin de semana, encaminados esencialmente a fijar los respetos al vuelo y tiro que en caza no les había exigido, eran un hándicap a tener en cuenta que frenaba mis ganas de ir probándome en los field-trial. Sin embargo, con el apoyo y ánimo trasmitidos por algunos amigos llegué al convencimiento de que para adquirir experiencia no queda más remedio que, como diría el taurino, tragar saliva y saltar al ruedo.
Convencido pero con la pesadumbre de no estar a la altura de las circunstancias, el día de nuestra Comunidad Autónoma, comparecí en el municipio sevillano de Fuentes de Andalucía, el lugar donde casualmente finalicé la última de las jornadas de caza de la pasada temporada, inolvidable para mí por la gran prestación de Athos y Diva que me brindaron tres muestras a perdices de las que conseguí abatir dos de ellas.
Sin embargo, como suele decirse, saltó la liebre. Cóndor, con un punto sobre perdiz, finaliza como único perro clasificado y obtiene la Copa de Sevilla. La semana siguiente, en Fernán- Núñez es Athos quien consigue clasificarse con un Muy Bueno quedando tercero tras Jabo de Algofillas (2º clasificado) de Juan Gómez Cosano y de Geri de Ursaonesol (1º clasificado) de Francisco Fernández Montes que a la postre, tras la selectiva de Andújar, mantuvieron ese mismo orden en la clasificación final, quedando Athos y Cóndor como 3º y 4º clasificados para la Final del Campeonato de España, caso de que se solventen los problemas hoy existentes entre la FAC y la RFEC.
Después de esta agradable experiencia, solo me queda mostrar mi agradecimiento al resto de compañeros que concurrieron a las pruebas de trabajo, jueces y a la organización, en la persona de Mariano Castejón.

Y finalmente, a los aficionados al perro de muestra en general y a los pointermans en particular, animarles a que preparen sus perros para la próxima edición. Cuanto menos se echa unos días placenteros entre aficionados, perros y perdices….y, con tesón y un poco de suerte, quien dice que no salte la liebre. Animo!!


En la Copa de Sevilla: al turno con Athos y Figo de Arofer de Juan Jesus Cabeza (Pointers Los Punteros). Jueces: Rafael Barrera y Mariano Castejón


Al turno con Cóndor del Valle del Upa y Gaspar Jimenez (De la Cora Rayya) con su setter Fiero.


Con Mariano Castejón tras recibir el trofeo por la Copa de Sevilla, con Cóndor.

 En la Copa de Córdoba: al turno con Athos y Ituno de Gaspar Jimenez. Jueces: Rafael Barrera y Juan Mengual

Al turno con Cóndor y Jabo de Algofillas del amigo Juan Gómez Cosano



Foto de todos los clasificados, continentales y británicos, en la Selectiva de Fernan-Nuñez



Athos y Figo de Arofer al turno en la prueba de Andujar, con Juan Jesús Cabeza

Posando con Cóndor. 

Foto de la familia pointerista en Andújar



Paco Fernandez Montes con Geri y Juan Gómez con Jabo, Campeón y Subcampeón, respectivamente. Enhorabuena!!

El artífice de todo esto, Mariano Castejón.

sábado, 1 de marzo de 2014

Entrenamientos de domingo en domingo y una reflexión


Ya lo he dicho en más de una ocasión, el aficionado al perro de muestra en general, el apasionado de los field trials, el cazador que no concibe el arte venatorio sino es en compañía de su fiel perro, el que caza sólo pensando en la buena faena que pueda hacerle a su perro más que en el número de piezas que pueda dar muerte, son el sustento del perro de muestra. Son todos ellos quienes realizan los esfuerzos, de orden económico y en tiempo de dedicación, los que mantienen una cabaña de perros saludable.
En el lado opuesto está el cazador (de perdiz, me refiero) que concibe al perro como un mero acompañante que debe limitarse a cobrar bien las perdices de ala y que no moleste mucho, vamos que vaya debajo de los cañones de la escopeta, no sea que espante la poquita caza que hay.
Son principalmente a estos cazadores que desconocen cuál es el trabajo que debe desarrollar el perro de muestra y cómo debe llevarlo a efecto, según su raza, a quienes desde los distintos estamentos cinégeticos y cinófilos deben dirigirse la mirada si verdaderamente se quiere fomentar las razas de perros y su correcta utilización. Aquí los Clubes, en su cometido de agrupar a los aficionados a la raza dentro de una organización deben tratar de aglutinar las diferentes sensibilidades que pueda existir en cuanto al cómo y el dónde ha de dirigirse los designios de la raza, sin olvidar su labor de fomento no solo entre sus socios, que se da por sabido, sino entre el resto de aficionados a la raza o ante aquellos que puedan serlo.
Para ello, con todas las dificultades que siempre entraña estas cosas, quizás sea el momento de recuperar ese espíritu y ánimo que recuerdo había hace veinte años donde a cualquier evento para celebrar un San Huberto o una prueba de Caza Practica concurrían en masa el colectivo de cazadores y aficionados al perro de muestra. Aquí somos los aficionados quienes debemos dar un paso adelante y dar la espalda a una incipiente incapacidad para organizarse en simples clubs de aficionados, salvo honrosas excepciones, claro está o, simplemente, para organizar eventos sociales que traten de atraer a nuevos aficionados.

Tiempo perdido quien se dedique a tal menester, pensarán algunos. Pretencioso o cándido, dirán otros. Sin embargo, con modestia y reconociendo las evidentes carencias de quien escribe estas líneas, en este blog dedico algunas de sus Entradas como la presente a una raza tan especial para mí como es el POINTER, siempre con las miras puestas en el cazador que no lo conoce, aunque esencialmente sea por medio de escenas (fotografías y vídeos) de mis perros con caza real y salvaje.

No sé, -es una manera de decirlo,- hasta qué punto el espíritu competitivo que entraña las competiciones, mal entendido dicho sea de paso, donde los intereses personales terminan solapando el fin último que es primar al mejor perro sea este el del más reputado profesional o del más humilde de los aficionados, el culpable de la falta de camaradería, compañerismo, malas formas y sea, en definitiva, la causante de las mil y una rencillas. Esa filosofía de "mi perro es el mejor, le pese a quien le pese y pasaré por encima de quien diga lo contrario", es deplorable.
Hay que mirarse menos el ombligo y pensar en el interés general.
A nadie en particular dirijo estas lineas, es sólo una reflexión que dirijo a todos en general.


Salud!!
 
Cóndor



Athos


Guiando


Diva






Diva en  muestra y Cóndor consiente



Cóndor respetando la carrera de una liebre



Diva en muestra y la cachorra a patrón



Diva puesta con una perdiz

Cóndor en una bonita muestra a perdices

Una gran encina que no aguantó la tormenta de viento

Athos percibiendo la emanación y fijando el origen






A Athos, también le gusta el pelo

Ahora con liebre

Diva. si ampliáis la imagen se ve la perdiz salir por delante

Cóndor, respetando el vuelo. Aunque nunca fue entrenado para ello ha demostrado tener facilidad para entender que no debe perseguir.

Diva