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ESTANDAR DE TRABAJO DEL POINTER.
Fuente: Web Oficial del Pointer Club Español
La andadura del pointer es un galope impetuoso, alargado, velocísimo, con tendencia a un ritmo constante y en dirección rectilínea cruzando el terreno con amplias diagonales suficientemente espaciadas entre sí. Es un devorador de terreno. Durante la carrera, si se le observa de perfil, se ve que el tronco oscila ligeramente alrededor de un punto imaginario, este punto es el centro del cuerpo.
El cuerpo se mantiene alineado a una distancia invariable del suelo, utilizando todo el impulso de sus músculos en la traslación. La facilidad y elegancia del movimiento revelan excepcional potencia y dan fe de resistencia inigualable.
La línea dorsal se mantiene recta, sólo la renal se curva hacia abajo como si fuese un muelle para a continuación extender al máximo hacia atrás el tren posterior dando el mayor impulso posible al movimiento del animal.
El porte de cabeza debe ser alto dominante, por encima de la línea del lomo, siendo la trufa de la nariz el punto más alto de la misma por efecto de la convergencia de sus ejes cráneo-faciales.
Las orejas vibran con el movimiento; pero sin agitarse excesivamente sobre el cuerpo. Todas sus facultades parecen dirigirse hacia un solo fin galopar. En su búsqueda más que realizar la misma, da la impresión de un galope desenfrenado, pues tan grande es la fe en el prepotente olfato que lo hace estar seguro de sí mismo. Debido a esto y con su poderosa nariz plantada al viento no necesita examinar los detalles de todo aquello que pasa por delante de él.
El porte de la cola debe ser bajo, en extensión de la línea dorsal pero mantenida por debajo de la misma y en el galope sólo debe oscilar ligeramente de arriba abajo. La búsqueda cruzada se desarrolla a lo largo de amplias diagonales rectilíneas, bien espaciadas la una de la otra.
Si en su carrera descubre un leve olor desvía la búsqueda hacia el mismo con decisión a veces en cruces aserrados y otras apuntando decididamente; pero sin ralentizar demasiado su galope y al comprobar que se trata de una falsa alarma reemprende de nuevo la carrera sin detenerse.
Cuando por el contrario, advierte que el olor corresponde a la caza sale enfilándolo rápidamente (a veces precedido de una breve parada rápida) con decisión segura "a golpes de espada" con tiempos de galope reunido, seguidos de otros de disminución de velocidad y nuevos trotes serrados o de paso enardecido, para seguir con nuevos galopes terminando con una parada repentina como si hubiese chocado con una barrera invisible, estamos ante la muestra.
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Esta debe ser erguida como una estatua, firme en el viento con el cuello extendido casi haciendo línea con la cabeza y la caña nasal alta o como mínimo en línea horizontal, los orificios nasales dilatados, los ojos brillantes, rasgados demoníacos, las orejas erguidas y tensas al máximo.
Los músculos salientes, a veces con un miembro anterior flexionado o uno posterior en posición descuidada, olvidada inverosímilmente hacia atrás.
Mientras el cuerpo está recorrido , a veces, por un ligerísimo estremecimiento nervioso denotando una gran tensión con los músculos prominentes, lo que se traduce en levísimas vibraciones involuntarias. El rabo muy tenso y quieto en posición horizontal o un poco hacia abajo.
Pero nunca en alto y por supuesto, nunca en movimiento, permaneciendo así completamente quieto demostrando una seguridad inexorable.
Cuando por el contrario corta una zona fuertemente impregnada de olores, en cuanto tiene la certeza de la presencia de la caza lo manifiesta con una repentina muestra breve, partiendo, después, a sacudidas (golpes de espada), como se ha descrito antes, para enfilar en muestra definitiva.
Si repentinamente se encuentra que la caza está a su lado, lo cual siempre constituye un hecho desagradable para él muestra decididamente de golpe pero con la cabeza menos alta y dirigida hacia el presunto refugio de su presa. A veces, (cuando tiene el viento en contra), realiza una vuelta de 180º en el aire al descubrir su presa y cae como puede; pero estatuario, ya rígido cuando aún está en el aire y se queda como se encuentra.
En este caso y sólo en este caso, a veces muestra por tierra o acostado, como consecuencia de la rigidez de la muestra y del instintivo retirarse, por sentirse demasiado al lado de la caza.
Cuando la caza intenta huir peonando lo indica irguiéndose imperceptiblemente, elevando aún más el caño nasal por encima del lomo, arriesgándose a dejar que se aleje el fugitivo; pero sin temor a perderle, jugando con él como el gato con el ratón y deleitándose en ello. Luego al aproximarse el guía, parte de forma repentina, siguiendo a la presa de forma indirecta, es decir cortando su dirección con rápidas y breves pasadas (lazos), de galope uniforme, mezclado con algunos bruscos intentos de muestra, para finalizar con una repentina muestra final. Y así mientras duran estas aproximaciones asistiremos a un deslizamiento en el que se alternan impresionantes sacudidas con ralentizamientos y muestras cortas.
Las muestras han de ser siempre de forma erguida sin apenas flexión sobre las extremidades; pero con el esternón distanciado siempre del terreno, quiere y debe dominar el viento apoyándose siempre y solo en la emanación directa. Más si se presta a la orden de acercarse demasiado a la caza inmóvil para determinar el vuelo. Su avance debe ser en cualquier caso como se ha descrito anteriormente, a sacudidas.
La muestra a patrón debe ser erecta y espontánea, repentina, cuando ambos perros están próximos entre sí o cuando uno de ellos ve a su compañero mostrar de repente. Sin embargo puede ir precedida de un leve deslizamiento cuando la distancia que separa a los dos perros es grande.
Las condiciones descritas corresponden a óptimas condiciones de ambiente y caza, si alguna de ellas falta en mayor o menor medida pueden darse variaciones en la actitud del animal, por ejemplo:
1.- Si el día es de calma completa y las piezas dejan escasa emanación los venteos serán a distancias más cortas y por tanto los seguimientos serán más breves, las paradas más repentinas, la actitud del perro menos erecta y su caña nasal tendrá una posición más baja.
2.- Con piezas que no apeonan no existirá deslizamiento.
3.- En zonas de vegetación excesivamente alta la actitud del perro será más cautelosa.
4.- En terrenos accidentados pueden perder a la pieza en su seguimiento para posteriormente recuperar de nuevo su emanación.
Pero no por ello han de admitirse en las competiciones búsquedas más reducidas, ni portes bajos de cabeza, ni disminuciones claras en la viveza de la marcha, ni la sustitución de la magnífica audacia de este perro por una sospechosa prudencia, porque los grandes sujetos se avienen mal a cambios radicales y a componendas, evitándose así el acceso a títulos importantes de individuos de meritos escasos y calidad mediocre.
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