No hay otro perro de muestra que le venga más al pelo este calificativo y, puede, que sea esta cualidad la que nos atrapa a sus apasionados y sin la cual EL POINTER no merecería su propio nombre.
Es altanero, como el halcón. Con su galope trata de elevarse del suelo, quiere despegar, alcanzar el aire y los efluvios que delaten la presencia de la salvajina.
Es soberbio, se siente grandioso, poderoso y orgulloso de sus cualidades, a veces violento en su encuentro con la caza mostrando con la nariz en las nubes, altivo, dominando el viento y la caza que sabe está perdida.
Valiente y alentado, sus formas esbeltas, atléticas y
fortaleza física se lo permiten, pero su gran corazón y coraje son los que
sustentan los grandes esfuerzos que es capaz de realizar. Seremos nosotros, en
un alarde de compañerismo, quienes tendremos que poner límite a su trabajo para
que no llegue a la extenuación.
Brioso y gallardo, porque lo dará todo por
satisfacernos. Todo su interés será localizar la caza para derrotarla y
servírnosla; airoso, sabedor del trabajo bien hecho y de la alegría que nos
proporciona.
Como
en todas partes se cuecen habas, el pointer ha sido injuriado y calumniado por
quienes ni lo han conocido ni lo han tratado nunca, movidos siempre por
intereses espurios, casi siempre, de índole económica. Irrogar males y
defectos, donde hay virtudes para engrandecer esta o aquella otra raza, cuando
TODAS las razas caninas y, de entre ellas, el grupo de los perros de muestra
son, repito, todos, buenos auxiliares para la caza. Dónde está pues la diferencia. Está
claro, en el estilo que atesora cada una de ellas y que hacen a cada raza
distinta la una de la otra.
Por
eso, quien busca en el pointer su compañero de caza, debe previamente
conocerlo. Debe saber de su peculiar estilo de caza, siempre en galope
impetuoso, abarcando un espacio de terreno considerable pero manteniendo,
siempre, el indispensable contacto con su conductor y compañero de fatigas.
Hago esta precisión para que nadie se lleve a engaño y trate de someter a quien
es un “pura sangre” a que cace, literalmente, bajo los cañones de su escopeta y
a trote cochinero. Para estos menesteres ya existen otras razas.
El
Pointer, cuando la caza escasea, abre su búsqueda en pos de su localización. De
manera que coartar esta iniciativa es cercenar una de las cualidades más
admirables de un buen perro cazador y encontrador de caza. Por
el contrario, que nadie se piense, tal y como algunos han afirmado, que el
pointer es una raza exclusiva para una élite de cazadores y adiestradores acostumbrados
a doblegar grandes fieras. Quienes despotrican del pointer lo han sumido
injustificadamente a los lodos de la cinofilia y quienes
lo han amado, a veces, los han ensalzado como un semi-dios de los perros de
muestra. Algo casi inalcanzable para un simple cazador.
En
definitiva, un pointer es solo eso: un gran perro de muestra al
servicio del cazador. Nada más y nada menos. Eso sí, para mí, es el mejor.
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